
La noche del lunes 8 de abril quedará marcada como una de las peores en Santo Domingo, cuando el techo de la discoteca Jet Set colapsó durante una fiesta, causando la muerte de 235 personas.
Entre los fallecidos, se identificaron 141 mujeres y 94 hombres, mientras que más de 180 asistentes resultaron heridos, con al menos dos en estado crítico bajo cuidados médicos especializados.
Las investigaciones indican que la mayoría de las víctimas provienen de comunidades como Haina, que reportó al menos 25 muertos, y Baní, donde aún no se ha precisado la cifra exacta de fallecimientos relacionados con el incidente.
La Fiscalía del Distrito Nacional ya recibió 41 querellas interpuestas por familiares y sobrevivientes, en las cuales se señalan cargos de homicidio involuntario, negligencia estructural y daños materiales, apuntando directamente contra el empresario Antonio Espaillat y su grupo empresarial.
Como parte de las medidas legales para asegurar el proceso, el Ministerio Público procedió a incautar el inmueble que alojaba la discoteca Jet Set el 7 de mayo, con el objetivo de evitar la dispersión de los bienes vinculados al caso.
La conmoción pública es profunda, sobre todo por la pérdida de figuras reconocidas como el merenguero Rubby Pérez, la gobernadora de Monte Cristi, Nelsy Cruz, y los exjugadores de Grandes Ligas Octavio Dotel y Tony Blanco, que se encontraban entre los aproximadamente 515 asistentes en ese momento.
El proceso judicial y la investigación continúan en desarrollo mientras la comunidad afectada busca respuestas y justicia.
Las autoridades mantienen la búsqueda de evidencias y el seguimiento del caso para esclarecer las responsabilidades en esta tragedia que ha marcado la historia de la ciudad y de muchas familias.
